A pocos kilómetros de la
propiedad de Dawa, se encontraba un lupino, su pelaje era algo
extraño puesto que no sólo dejaba ver tonalidades entre gris y
blanco, si no además un ligero matiz cobrizo se colaba ante los
reflejos de luz y unos intensos ojos verdes, que se encontraban
observando la zona, sin llegar acercarse del todo, sacudiendo un par
de veces la cabeza para que el olor que había invadido su hocico
saliera de ahí cuanto antes.
Atka se acercó con parsimonia.
– Sí, es un vampiro - le dijo
mirando al lobo que era ligeramente un par de centímetros más
pequeño que él- Pero está dentro de sus limitaciones y nunca nos
ha hecho daño alguno, así que ve al bosque antes de que empiecen a
salirnos hilos de sangre de los tímpanos de escuchar las llamadas de
Amarok .
Comenzaron a andar por el frondoso
bosque hasta llegar a la parte más profunda de él, al llegar vieron
un corrillo que se encontraban alrededor de una hoguera, todos...
menos una loba grisácea, tan gris que casi parecía perla. Ella, un
poco más alejada de los demás...se encontraba agazapada en uno de
los salientes de las rocas que se encontraban a su izquierda,
observándolo todo desde allí, con la cabeza echada sobre sus patas
delanteras.
El lobo que acompañaba a Atka se sentó
a los pies de Amarok -el lobo Alpha de la joven manada-, junto al
resto del grupo. Grupo que contaba con apenas siete miembros los
cuales no tenían mas de 21 años y siendo ésta la edad del líder.
Amarok, los miró y con una leve afirmación de su cabeza como símbolo de agradecimiento por su llegada, volvió a la pequeña adoctrinación general de La Letanía que debía ser seguida por todos ellos, es decir; las reglas, que no debían de inclumplir bajo ningún concepto ya que, será castigado quién así lo haga por la repercusión de sus acciones sin distinción alguna. Entre las cuales se encontraba:
Amarok, los miró y con una leve afirmación de su cabeza como símbolo de agradecimiento por su llegada, volvió a la pequeña adoctrinación general de La Letanía que debía ser seguida por todos ellos, es decir; las reglas, que no debían de inclumplir bajo ningún concepto ya que, será castigado quién así lo haga por la repercusión de sus acciones sin distinción alguna. Entre las cuales se encontraba:
– ...No podréis aparearos con
alguien de vuestra misma especie es decir; unión de una pareja en la
cual los dos tengan la condición de licántropos ya que éste
vínculo se encuentra prohibido por Gaia (madre Tierra), y los
cachorros (los cuáles serán denominados como Metis), en
consecuencia nacerán deformes; bien sea de forma física o
psicologicamente hablando, además de ser estériles ya que nuestra
sangre es demasiado fuerte y sólo puede ser mezclada con otro lobo o
humano, no comeréis carne humana,en el caso de que ocurra... aceptar
una rendición honorable... - hizo una pausa, observó que todos se
encontraban atentos y prosiguió - además no os olvidéis de algo
fundamental, debéis respetar el territorio del otro, es un pacto
realizado hace siglos entre un no-muerto y alguien perteneciente a
nuestra especie, ¿de acuerdo?.
En un acto reflejo el lobo de mirada
verdosa, miró a Atka al recordar las palabras que le había dirigido
cuando se encontraban casi a las afueras del bosque.
Una niña rubia y de ojos color miel
levantó la mano como si se encontrara en una clase y se exigiera ese
tipo de conductas para mostrar el respeto debido, el cabecilla sonrió
al apreciar este gesto y le dio la palabra.
- He oído hablar de la Guerra de la
Rabia... ¿qué es?.
- Una Leyenda, que circula hace muchísimo tiempo, se cuenta que nadie sabe en realidad como empezó, pero lo que se ha transmitido a todas las generaciones y que ahora a mi me toca mostraros a vosotros es la siguiente; el miembro de una de las tribus de nuestra especie denominada “Colmillos Plateados”, pertenecientes a la zona de Rusia y considerados los ''nobles'' entre nosotros, no pudo nunca aceptar que su mentor muriera por querer vencer al Oso de la Muerte que conocían los Guralh ya que así podía obtener el secreto de la resurección de los muertos.
El problema vino cuando se encontró a un Guralh muerto, y creyendo que era el Oso de la Muerte, le arrancó el corazón haciéndole beber su jugo a su mentor ya fallecido. Fruto de esto, el maestro del Colmillos Plateados se alzó de su tumba... como un no-muerto y se vio obligado a acabar con él.
Tras ésto todos los pertenecientes al clan del licántropo fueron a pedir explicaciones a los Guralh y como no obtuvieron respuesta convincente alguna... dio comienzo el conflicto y nadie pudo ser lo suficientemente fiero ni capaz de poder detener la masacre.
Luego hubo una segunda Guerra, pero esa por ahora no os toca saberla.
– ¿Qué es un Guralh? - Dijo un niño
de 13 años con la cara llena de pecas.
– Es un hombre Oso , completamente
ligado a Gaia, de una manera que ninguna de las otras formas
cambiantes pueden experimentar. Ellos son los encargados de sanar a
la tierra que haya sido corrompida o dañada y de curar las heridas
proferidas a criaturas, tanto espiritual como en cuerpo.
Todos miraron en dirección a la loba
que se encontraba bajo los pedruscos, puesto que era ella la que
había dado explicación a la pregunta sin darle opción de respuesta
al lobo Alpha, quién fijo su mirada en ella.
Alguien comenzó a realizar una
pregunta que fue acallada en ese mismo momento.
– Shhh – Siseó el lupino Alpha
poniéndose un dedo en los labios para que nadie hablara.
El bosque se había asumido en el
silencio más abismal: los búhos habían dejado de ulular, al igual
que las lechuzas dejaban escapar los pequeños ratones que sus
grandes iris divisaban, las hojas y ramas de los árboles parecían
quietas... como si todo se hubiera congelado.
Los menores comenzaron de nuevo a agitarse, dos de ellos cambiaron a su forma lupina, pues no tenían aún controlada ésta acción y ante alguna exaltación era su método instintivo de refugiarse ante algún peligro. Comenzaron a proferir aullidos sin ton ni son mientras que Atka intentaba calmarles pero lo más que consiguió es casi una dentellada y algo de babas sobre su hombro, ya que para tener que mirarles a los ojos tenía que mirar hacia arriba hasta casi partirse el cuello.
Los menores comenzaron de nuevo a agitarse, dos de ellos cambiaron a su forma lupina, pues no tenían aún controlada ésta acción y ante alguna exaltación era su método instintivo de refugiarse ante algún peligro. Comenzaron a proferir aullidos sin ton ni son mientras que Atka intentaba calmarles pero lo más que consiguió es casi una dentellada y algo de babas sobre su hombro, ya que para tener que mirarles a los ojos tenía que mirar hacia arriba hasta casi partirse el cuello.
El líder se levantó despacio de la tierra en la que había estado sentado y comenzó a mira a su alrededor girando sobre sus propios talones, lo mismo que Khiara la loba cuyo pelaje era de color ceniciento, que tenía una posición de defensa ahora y era ella quién miraba fijamente a Amarok.
– ¿No lo oléis?.
– Sí, pero no le veo. - Contestó
Amarok mientras escudriñaba la oscuridad del espeso bosque que
quedaba a sus espaldas.
– ¿Qué es eso? - dijo Atka
señalando a su izquierda.
Partículas que irradiaban una especie
de luz... ¿de dónde había salido aquello?. No lo sabían pero
tenían claro que algo tenía que ver, con esas extrañas sensaciones
que desde que la estación había cambiado para dar paso a la luna
fría habían experimentado todos, hasta los ''pequeños'' a los que
estaban dando explicaciones culturales para que entendieran lo qué
eran y de dónde venían, se encontraban demasiado agitados como para
volver a prestar atención alguna, y volvieron a aullar con todas sus
fuerzas.
Tan pronto como desaparecieron las
fracciones luminiscentes... volvió el movimiento.
Y en ese momento Amarok pudo aprovechar no sólo para volver apreciar los sonidos pertenecientes a su hogar y su tierra, si no también...
Y en ese momento Amarok pudo aprovechar no sólo para volver apreciar los sonidos pertenecientes a su hogar y su tierra, si no también...
– Tenemos que hacerlo, si nos aliamos
con ellos obtendremos más poder del que ahora ni nunca podremos
llegar a soñar.
Miró a la lupina que seguía ojeando
el perímetro en el que se encontraba y sus alrededores y se preguntó
si también ella lo había oído.
-Sí – dijo Khiara mirándole. Y por
una vez agradeció que sus mentes y la del resto estuvieran
conectadas de aquella forma.
– No son chupa sangres ¿verdad?.-
añadió Atka afirmando más que formulando una pregunta
– ¿Lo has oído tú también?.
– Levemente... tú estabas más cerca
seguramente de la posición en la que se encuentre o encuentren los
pertenecientes a la conversación.
– Si fueran no-muertos él no habría
podido percibir ese fragmento ni tampoco yo...- dijo Khiara como si
pensara detenidamente en voz alta y mirando a sus hermanos