El
lobo que antes acompañaba a Atka - Malik- decidió ir a buscar a su
abuelo Yako, el cual se encontraría esa misma noche con el resto de
licántropos más veteranos.
Su abuelo era el líder de este grupo, no sólo por edad y por el lugar en el que se encontraba situada su casa; ya que ellos vivían cerca de donde tenían lugar las reuniones, en pleno bosque y muchas veces, aprovechando ésta cercanía se llegaba a guarecer allí junto a toda la manada, para poder hablar con el resto de miembros de temas más serios.
Miró la luna antes de seguir caminando.
Su abuelo posiblemente ya se encontraría sólo, pensó. No quería interrumpirle cuando estaba con ellos.
El resto de su manada también había decidido descansar ya. Así que sin otra alternativa posible, corrió en dirección a la vieja casa de madera.
Su abuelo era el líder de este grupo, no sólo por edad y por el lugar en el que se encontraba situada su casa; ya que ellos vivían cerca de donde tenían lugar las reuniones, en pleno bosque y muchas veces, aprovechando ésta cercanía se llegaba a guarecer allí junto a toda la manada, para poder hablar con el resto de miembros de temas más serios.
Miró la luna antes de seguir caminando.
Su abuelo posiblemente ya se encontraría sólo, pensó. No quería interrumpirle cuando estaba con ellos.
El resto de su manada también había decidido descansar ya. Así que sin otra alternativa posible, corrió en dirección a la vieja casa de madera.
Amarok, Khiara y Atka, dejaron al último de los componentes del grupo en su respectiva casa, bajo la mirada sorprendida de su madre. Estaban acostumbrados a irse solos hasta sus correspondientes domicilios pero sabían que uno de ellos tendría que acabar yéndose sólo, así que optaron por acompañarles, y de ésta forma quedarse también más seguros – y tranquilos-, de que se encontraban más calmados, menos temerosos y al fin y al cabo... asegurarse de que llegaban completamente bien.
Amarok
ya no se fiaba.
Y Habían tenido que recurrir a uno de los callejones angostos dónde aún no tenía cabida los leves rayos de sol, para que Kiara dejara de andar sobre cuatro patas y la gente se volviera a mirarlos medio estupefactos, medio horrorizados; como si llevaran el demonio dentro por caminar con ése animal al lado.
Y Habían tenido que recurrir a uno de los callejones angostos dónde aún no tenía cabida los leves rayos de sol, para que Kiara dejara de andar sobre cuatro patas y la gente se volviera a mirarlos medio estupefactos, medio horrorizados; como si llevaran el demonio dentro por caminar con ése animal al lado.
– Ya
– Oyeron decir desde detrás de su espalda. Se volvieron para el
fondo del callejón y una niña de 16 años les devolvió una mirada
agradable con sus ojos grises y una sonrisa de oreja a oreja dibujada
en sus labios.
Llevaba dos trenzas a cada lado de la cabeza en la cual se dejaba ver en una de las partes un mechón algo más claro que su tono caoba de pelo.
Llevaba dos trenzas a cada lado de la cabeza en la cual se dejaba ver en una de las partes un mechón algo más claro que su tono caoba de pelo.
– Nos
la ganaremos hoy. - Dijo Amarok mirando el cielo e intuyendo la hora
torció el gesto con aire divertido.
– No
te preocupes, se lo tendremos que decir de todas formas lo que hemos
oído. - Atka miró a sus hermanos con una ceja levantada...- ¿Una
carrera?.
Sin
esperar respuesta alguna, los tres echaron a correr como si el suelo
quemara y tras atravesar un par de manzanas llegaron a la puerta de
casa, no sin evitar que más de dos o tres viandantes, se pararan a
mirarlos sorprendidos por la energía mañanera que mostraban.
– ¡He
ganado!- Gritaba Khiara como una loca mientras sus dos hermanos la
seguían intentando recuperar la respiración.
– ¿Cómo
puedes correr así?.
– Soy
mejor que vosotros- Les hizo una burla a ambos mientras abría la
puerta de casa- ahora quiero mi premio.
– Aquí
lo tienes - dijo el padre, y le dio un pequeño collejazo- ¿pero
habéis visto que hora es?.
Khiara se echaba la mano al cogote para rascarse y reírse por lo bajini al ver que sus dos hermanos también habían recibido el mismo coscorrón que ella.
Después de desayunar y ver como su madre preparaba los enseres para hacer las onzas de pan de aquel día, tanto para la casa como para ser vendidas al resto por ella misma y/o por sus hijos que así ganaban una pequeña propina por ayudar en casa.
Siguieron sentados en la mesa ya que su padre no tenía aquel día que dar las clases correspondientes puesto que era domingo y le contaron todo lo ocurrido en el bosque.
Warder,
se quedó mirando a sus hijos y luego solo fue capaz de articular lo
siguiente:
– Hay
algún tipo de elemento que no se está realizando correctamente en
el interior del bosque, y alguien o algo está haciendo todo lo
posible porque eso siga siendo así, lo único que se conseguirá al
final es que el equilibrio entre orden y caos no encuentren el
equilibrio que antes tenían.
– Papá
– dijo suavemente Atka mirando a su padre y a su hermano mayor -
¿Por qué no vuelves tú a la manada?.
– No,
ya dije que no volvería a realizar reuniones y así seguirá siendo.
Os estoy dando la ayuda a lo que me habíais solicitado porque aún
os queda mucho por aprender, a todos – dijo mirando a Amarok –
pero las cosas están bien así.
– ¿Qué
pasa si la Triada ... - comenzó a decir Khiara.
– Si
la Triada( personifican al caos, el equilibrio y el orden, entre
otras cosas) sufriera algún tipo de acaecimiento, en su debido
tiempo lo sabremos, así como también, lo que debemos hacer – dijo
Lirec; la madre, desde el otro lado de la cocina donde se encontraba
amasando.
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